LONDRES, INGLATERRA (12/AGO/ 2012).-
Luego de 17 días de competencias, se apagó la llama de los Juegos
Olímpicos de Londres en una fiesta cuyos protagonistas fueron el rock y
el pop, géneros en los que Gran Bretaña ha prodigado al mundo artistas
fabulosos, algunos de los cuales estuvieron presentes en la ceremonia de
clausura.Además del espectáculo de cierre, la ceremonia marcó la entrega de la
bandera de los cinco aros de parte del alcalde londinense Boris Johnson
al presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge, quien a
su vez la puso en manos de Eduardo Paes, el titular del gobierno de Río
de Janeiro.
"Estos han sido juegos felices y gloriosos", afirmó Rogge.
Agradeció especialmente el entusiasmo de los aficionados y aseguró que el legado de los Juegos y la infraestructura construida para este suceso beneficiarán a Gran Bretaña en los años por venir.
"Declaro clausurados los Juegos de la XXX Olimpiada y convoco a la juventud del mundo a reunirse dentro de cuatro años en Río de Janeiro", señaló el líder del COI.
La llama se extinguió en un número en que la bailarina Darcey Bussell descendió de la parte más alta del estadio, suspendida de un cable. Fue un número concebido por coreógrafos del Royal Ballet e inspirado en el Ave Fénix que habrá de renacer en 2016.
A partir de este momento, Río asume formalmente la responsabilidad de realizar los próximos Juegos.
Inmediatamente después de la entrega, comenzó un número de samba y otros géneros musicales interpretados por artistas brasileños, incluido el rapero BNegrao, Seu Jorge y Marisa Monte. Pelé bailó feliz en el estrado.
Annie Lennox cantó en la proa de un barco fantasmal, George Michael hizo bailar a los atletas, mientras el graderío desplegaba imágenes y mensajes luminosos; Taio Cruz exhibió su herencia brasileña y británica al cantar en un auto descapotable; Jessie J se le unió en el escenario tras circular en otro vehículo. Las Spice Girls prefirieron llegar en taxis y encendieron el ánimo del público.
Un Londres satisfecho de la misión cumplida ofreció un fin de fiesta pletórico de música.
Incluso John Lennon se unió al espectáculo posteriormente. Un video mostró al fallecido ex Beatle en su interpretación de "Imagine", acompañado en el campo por un coro de niños, y mientras un grupo de personas formaban su efigie con paneles de hule espuma. El recuerdo de Freddie Mercury apareció también en las pantallas gigantes del Estadio Olímpico y los integrantes vivos lo acompañaron en el escenario.
Nueve campanadas semejantes a las que emite el Big Ben marcaron el comienzo de la ceremonia, en un escenario donde se colocaron réplicas a escala de ese famoso reloj y de otros símbolos de Londres, como el Ojo y el Puente de la Torre. Había también varios de los típicos taxis londinenses, envueltos en periódicos gigantescos, que comenzaron a circular por lo que fue la pista de atletismo, ahora convertida en una avenida londinense.
Difícilmente se puede imaginar un escenario que haya reunido simultáneamente tantos símbolos de lo británico.
Acto seguido entraron los atletas en un desfile desorganizado, como suele ocurrir en las clausuras. Se dispusieron en torno de un escenario que formaba el "Union Jack", el par de cruces que forman superpuestas la bandera de Reino Unido.
La ceremonia incluyó también la entrega de las medallas a los ganadores del maratón, que se realizó el domingo al mediodía. El oro fue para el ugandés Stephen Kiprotich, mientras que la plata y el bronce quedaron repartidos entre los kenianos Abel Kirui y Wilson Kipsang.
Pero por momentos era fácil olvidar que el espectáculo estaba enmarcado en un suceso deportivo. Hubo referencias a la moda, con la presencia de la modelo brasileña Alessandra Ambrosio y de sus colegas británica Naomi Campbell y Kate Moss.
Con la estafeta que entregó, Londres cede también todo un reto a Río, apenas la segunda ciudad latinoamericana que albergará los Juegos Olímpicos en la historia, después de México en 1968.
Y es que como anfitriona de los Juegos, la capital británica ha rebasado las expectativas de muchos, empezando por los propios londinenses. Los temores de seguridad han resultado exagerados y los vaticinios de un caos en el transporte y el tránsito jamás se materializaron.
Incluso el clima ha sido bastante benévolo, salvo por interrupciones menores de algunos partidos de tenis a consecuencia de una lluvia que es considerada tan inherente a Londres como la música que animaba el festejo del domingo, cerrado por la actuación de The Who.
El programa incluyó la interpretación de 30 éxitos musicales británicos de las últimas cinco décadas. El director artístico de la ceremonia, Kim Gavin, eligió esas canciones de entre una lista de un millar de candidatas.
"Hoy se cierran unos Juegos maravillosos en una ciudad que también lo es", dijo en su discurso Sebastian Coe, el presidente del comité organizador. "Encendimos la llama y encendimos al mundo".
Una loa desenfadada al pop-rock británico
Desfilaron coches "retro", motos "mod" y camiones descubiertos, desde los que algunos artistas se dieron un paseo triunfal cantando por el Estadio Olímpico ante más de 80 mil espectadores mientras miles de voluntarios, hasta un total de cuatro mil, no dejaban de bailar.
Brasil, próximo país anfitrión de los Juegos, también tuvo su espacio y por el escenario de Stratford aparecieron Renato Sorriso, Alessandra Ambrosio y Marisa Monte, en un desfile de samba que recordaba al carnaval de Río de Janeiro.
Como ocurrió el 27 de julio con la inauguración de los Juegos, el espectáculo de esta noche fue un homenaje a la cultura británica, con la presencia de figuras como George Michael, Kate Bush, Queen, Madness, Take That, Pet Shop Boys, Liam Gallagher y Ray Davies, que cantó "Waterloo Sunset" en uno de los momentos cumbre.
Otros fueron la reunión de las Spice Girls, un grupo que en los 90 vendió más de 75 millones de discos y esta noche cantaron desde lo alto de taxis negros londinenses su "Wannabe", y la divertida interpretación de "Always Look on the Bright Side of Life" de la película "La Vida de Brian" con un coro de Bollywood.
Destacó también la "resurrección" de otros destacados iconos musicales británicos fallecidos hace décadas como Freddie Mercury y John Lennon, de los que se escucharon algunas de sus composiciones en el Estadio Olímpico como si estuvieran presentes.
Con las gradas abarrotadas como sucedió en diez días de competiciones de atletismo se exhibieron iconos londinenses como el Big Ben, el "Pepinillo" de Foster o el Puente de la Torre sobre un escenario con papel de periódico en forma de aspas y los colores difuminados de la bandera británica diseñado por Damien Hirst.
Si para la inauguración olímpica se optó por resaltar la historia del Reino Unido, la clausura, diseñada por el coreógrafo Kim Gavin y también con una audiencia potencial de mil millones de personas, fue una exaltación de Londres, desde sus periódicos emblemáticos, sus taxis y sus monumentos hasta su carácter abierto y desenfadado.
La música en vivo acompañó en todo momento la ceremonia, en la que el Estadio Olímpico de Stratford lució espectacular con los colores azul, rojo y blanco de la bandera británica y en la que se cumplieron los requerimientos de la Carta Olímpica.
Mientras el grupo Elbow interpretaba "Open Arms" y "One Day Like This" fue el momento del desfile de los atletas, que llegaron juntos al estadio "como una sola nación" después de que sus abanderados se hiciesen dueños del centro de la pista, despejada ya de símbolos londinenses.
Desde el cielo se apreciaba una bandera británica pero, desde dentro, los deportistas bailaban al término de 17 días de competición con las figuras de Michael Phelps y Usian Bolt engrandecidas y el alivio de las autoridades británicas por el desarrollo sin incidencias del mayor evento deportivo del planeta.
En la lista de 30 canciones que sonaron, que será puesta a la venta de inmediato, no faltaron el "Here comes the sun" de los Beatles, "Imagine" de John Lennon, "Bohemian Rapshody" de Queen, "Changes" de David Bowie o "Wonderball" de Oasis, interpretada en el estadio por Liam Gallagher.
"Estos han sido juegos felices y gloriosos", afirmó Rogge.
Agradeció especialmente el entusiasmo de los aficionados y aseguró que el legado de los Juegos y la infraestructura construida para este suceso beneficiarán a Gran Bretaña en los años por venir.
"Declaro clausurados los Juegos de la XXX Olimpiada y convoco a la juventud del mundo a reunirse dentro de cuatro años en Río de Janeiro", señaló el líder del COI.
La llama se extinguió en un número en que la bailarina Darcey Bussell descendió de la parte más alta del estadio, suspendida de un cable. Fue un número concebido por coreógrafos del Royal Ballet e inspirado en el Ave Fénix que habrá de renacer en 2016.
A partir de este momento, Río asume formalmente la responsabilidad de realizar los próximos Juegos.
Inmediatamente después de la entrega, comenzó un número de samba y otros géneros musicales interpretados por artistas brasileños, incluido el rapero BNegrao, Seu Jorge y Marisa Monte. Pelé bailó feliz en el estrado.
Annie Lennox cantó en la proa de un barco fantasmal, George Michael hizo bailar a los atletas, mientras el graderío desplegaba imágenes y mensajes luminosos; Taio Cruz exhibió su herencia brasileña y británica al cantar en un auto descapotable; Jessie J se le unió en el escenario tras circular en otro vehículo. Las Spice Girls prefirieron llegar en taxis y encendieron el ánimo del público.
Un Londres satisfecho de la misión cumplida ofreció un fin de fiesta pletórico de música.
Incluso John Lennon se unió al espectáculo posteriormente. Un video mostró al fallecido ex Beatle en su interpretación de "Imagine", acompañado en el campo por un coro de niños, y mientras un grupo de personas formaban su efigie con paneles de hule espuma. El recuerdo de Freddie Mercury apareció también en las pantallas gigantes del Estadio Olímpico y los integrantes vivos lo acompañaron en el escenario.
Nueve campanadas semejantes a las que emite el Big Ben marcaron el comienzo de la ceremonia, en un escenario donde se colocaron réplicas a escala de ese famoso reloj y de otros símbolos de Londres, como el Ojo y el Puente de la Torre. Había también varios de los típicos taxis londinenses, envueltos en periódicos gigantescos, que comenzaron a circular por lo que fue la pista de atletismo, ahora convertida en una avenida londinense.
Difícilmente se puede imaginar un escenario que haya reunido simultáneamente tantos símbolos de lo británico.
Acto seguido entraron los atletas en un desfile desorganizado, como suele ocurrir en las clausuras. Se dispusieron en torno de un escenario que formaba el "Union Jack", el par de cruces que forman superpuestas la bandera de Reino Unido.
La ceremonia incluyó también la entrega de las medallas a los ganadores del maratón, que se realizó el domingo al mediodía. El oro fue para el ugandés Stephen Kiprotich, mientras que la plata y el bronce quedaron repartidos entre los kenianos Abel Kirui y Wilson Kipsang.
Pero por momentos era fácil olvidar que el espectáculo estaba enmarcado en un suceso deportivo. Hubo referencias a la moda, con la presencia de la modelo brasileña Alessandra Ambrosio y de sus colegas británica Naomi Campbell y Kate Moss.
Con la estafeta que entregó, Londres cede también todo un reto a Río, apenas la segunda ciudad latinoamericana que albergará los Juegos Olímpicos en la historia, después de México en 1968.
Y es que como anfitriona de los Juegos, la capital británica ha rebasado las expectativas de muchos, empezando por los propios londinenses. Los temores de seguridad han resultado exagerados y los vaticinios de un caos en el transporte y el tránsito jamás se materializaron.
Incluso el clima ha sido bastante benévolo, salvo por interrupciones menores de algunos partidos de tenis a consecuencia de una lluvia que es considerada tan inherente a Londres como la música que animaba el festejo del domingo, cerrado por la actuación de The Who.
El programa incluyó la interpretación de 30 éxitos musicales británicos de las últimas cinco décadas. El director artístico de la ceremonia, Kim Gavin, eligió esas canciones de entre una lista de un millar de candidatas.
"Hoy se cierran unos Juegos maravillosos en una ciudad que también lo es", dijo en su discurso Sebastian Coe, el presidente del comité organizador. "Encendimos la llama y encendimos al mundo".
Una loa desenfadada al pop-rock británico
Desfilaron coches "retro", motos "mod" y camiones descubiertos, desde los que algunos artistas se dieron un paseo triunfal cantando por el Estadio Olímpico ante más de 80 mil espectadores mientras miles de voluntarios, hasta un total de cuatro mil, no dejaban de bailar.
Brasil, próximo país anfitrión de los Juegos, también tuvo su espacio y por el escenario de Stratford aparecieron Renato Sorriso, Alessandra Ambrosio y Marisa Monte, en un desfile de samba que recordaba al carnaval de Río de Janeiro.
Como ocurrió el 27 de julio con la inauguración de los Juegos, el espectáculo de esta noche fue un homenaje a la cultura británica, con la presencia de figuras como George Michael, Kate Bush, Queen, Madness, Take That, Pet Shop Boys, Liam Gallagher y Ray Davies, que cantó "Waterloo Sunset" en uno de los momentos cumbre.
Otros fueron la reunión de las Spice Girls, un grupo que en los 90 vendió más de 75 millones de discos y esta noche cantaron desde lo alto de taxis negros londinenses su "Wannabe", y la divertida interpretación de "Always Look on the Bright Side of Life" de la película "La Vida de Brian" con un coro de Bollywood.
Destacó también la "resurrección" de otros destacados iconos musicales británicos fallecidos hace décadas como Freddie Mercury y John Lennon, de los que se escucharon algunas de sus composiciones en el Estadio Olímpico como si estuvieran presentes.
Con las gradas abarrotadas como sucedió en diez días de competiciones de atletismo se exhibieron iconos londinenses como el Big Ben, el "Pepinillo" de Foster o el Puente de la Torre sobre un escenario con papel de periódico en forma de aspas y los colores difuminados de la bandera británica diseñado por Damien Hirst.
Si para la inauguración olímpica se optó por resaltar la historia del Reino Unido, la clausura, diseñada por el coreógrafo Kim Gavin y también con una audiencia potencial de mil millones de personas, fue una exaltación de Londres, desde sus periódicos emblemáticos, sus taxis y sus monumentos hasta su carácter abierto y desenfadado.
La música en vivo acompañó en todo momento la ceremonia, en la que el Estadio Olímpico de Stratford lució espectacular con los colores azul, rojo y blanco de la bandera británica y en la que se cumplieron los requerimientos de la Carta Olímpica.
Mientras el grupo Elbow interpretaba "Open Arms" y "One Day Like This" fue el momento del desfile de los atletas, que llegaron juntos al estadio "como una sola nación" después de que sus abanderados se hiciesen dueños del centro de la pista, despejada ya de símbolos londinenses.
Desde el cielo se apreciaba una bandera británica pero, desde dentro, los deportistas bailaban al término de 17 días de competición con las figuras de Michael Phelps y Usian Bolt engrandecidas y el alivio de las autoridades británicas por el desarrollo sin incidencias del mayor evento deportivo del planeta.
En la lista de 30 canciones que sonaron, que será puesta a la venta de inmediato, no faltaron el "Here comes the sun" de los Beatles, "Imagine" de John Lennon, "Bohemian Rapshody" de Queen, "Changes" de David Bowie o "Wonderball" de Oasis, interpretada en el estadio por Liam Gallagher.
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