De
‘Zorrita’, ni se diga, toda una vida en las tarimas bravas 58-7-2 que
consta desde 1997 y subir a 140.00 libras cuando sus mejores días fueron
en pluma no creo que sea una decisión muy acertada por tanto talento en
esta división.
La
pelea estaba pronosticada no apta para cardiacos y Humberto no
desperdiciaba guantadas atinando en lo propuesto, con el precio a pagar
de que su fortaleza era burlada por el ‘Che’ que achicaba la distancia
para introducir su pegada insolente.
En
la segunda ronda el orgullo de Los Mochis se lanzaba con todo a dos
puños, para tratar de poner semáforo en rojo al ímpetu de Lucas quien insistía en lo estrecho, al acecho. ‘La Zorrita’ abría cancha conectando de ‘opercot’ para desalojar combinaciones y al borde de la campana intercambiaron candela y Matthysse logró ponerle en la lona, pero con un golpe retardado que no contó como nocaut.
En la tercera ronda el argentino seguía disparando a su distancia controlada sin dejarle más opción a Humberto
que aceptarle el ‘baile del oso’ en una caseta telefónica que era mudo
testigo de una guerra sin cuartel y el público aplaudía por el
espectáculo que estaban presenciando.
Para el cuarto asalto Soto sabía que tenía que redoblar la ofensa para mantener alejado a Lucas
y lanzaba golpes de diferente ángulo, pero al no tener éxito en que el
de la tierra del tango se le despegara, tiraba a mansalva sin descanso a
ver a quien le dolía más, pero erró la estrategia porque se notó
exhausto y bajaba la guardia con frecuencia y Lucas como un tiburón en alta mar que ya olía la sangre de la presa y le achicaba el espacio.
En el quinto episodio de los 10 pactados Matthysse pegaba con tubo a pesar de que Soto le respondía triplicando las guantadas, aunque la gran diferencia en esta historia era la mano pesada de Lucas quien pudo conectar feamente a Soto que se fue a rebotar en las cuerdas y al borde de la campana le conectó un golpe con todo el impulso.
Por la inercia de guerrero que no claudica, Humberto se puso de pie sosteniéndose con un guante en la cuerda y el referí otorgándole tiempo, le ordenó que caminara y a duras penas Soto
lo hizo, pero ya no pudo salir al sexto asalto. Quien haya dado la
orden de tirar la toalla fue una decisión acertada porque de otra forma Soto hubiera salido muy lastimado. Matthysse hizo honor a su bandera bañándola de sangre por su victoria.
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